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30 January 2023

MANIPULACIÓN DE NUESTRA ECONOMIA DOMÉSTICA

En este blog me gustaría comentar un blog publicado por José Andrés García en el blog salmón (apartado de economía doméstica)

En él nos explica con ejemplos muy claros el por qué resulta tan difícil ahorrar: Se trata del poder de la conveniencia.

Nos explica que la conveniencia es un factor ignorado para la mayoría cuyo poder, sin embargo, es conocido en la ingeniería y economía del comportamiento, que se aplica en campos como el marketing o el diseño.

La conveniencia es la razón, por ejemplo, por la que las tarjetas de crédito, los bizums o los pagos NFC están arrinconando al efectivo como medio de pago. No tienes que llevar dinero en el bolsillo, no pesa, no hay que pasar primero por el cajero para poder pagar algo…

El efectivo es más inconveniente y, como muchas de las compras son innecesarias y motivadas por picos de emoción, producidos por el marketing o disparadas por el mero poder del contexto (y no por un deseo meditado), quien se ciñe a pagar con dinero físico ahorra más.

Este es un dato que ya conocemos pero que a menudo olvidamos y no está mal recordarlo de vez en cuando como consejo de ahorro.

Otros ejemplos prácticos los encontramos en el móvil o Amazon.

El móvil se ha comido al ordenador porque es más conveniente. Siempre en el bolsillo, siempre dispuesto y conectado, te resuelve las cosas en un segundo. En lo que tardas en ir al ordenador, que arranque y abra el navegador, el teléfono ya te ha encontrado lo que buscabas, desde el sofá y solamente hablándole.

Amazon se ha gastado millones en pruebas (y lo sigue haciendo), para optimizar su proceso de compra mediante un constante proceso de ensayo y error. Los más viejos del lugar hemos podido ver y estudiar todos estos años cómo ha hecho evolucionar su proceso de compra.

Si tienes su aplicación móvil estás perdido, porque es sacar el teléfono, (de nuevo, siempre disponible) y deslizar un dedo para comprar. Y ya está. Han apurado al máximo haciendo que dicha compra, en un instante, desde cualquier sitio y en cualquier momento, no cueste nada.

Se ha demostrado a menudo que quitar lo que parecen apenas detalles, como rellenar un campo menos a la hora de poner datos, identificarse con su cuenta de Google en lugar de crear una desde cero o ahorrar un clic al usuario, uno solo, puede aumentar sensiblemente los resultados.

La parte psicológica de este blog viene de la constatación de que todos (en general) somos mucho más perezosos de lo que queremos reconocer.

I aquí viene otro ejemplo en el que te puedes sentir perfectamente identificado: Todos hemos pasado media hora viendo algo que no queríamos en televisión, solo porque el mando se nos quedó un metro más allá de lo que nos llegaba el brazo.

Otros ejemplos ya conocidos de marketing:

Si quieres vender más un producto, no tienes más que ponerlo a la altura de los ojos y en el punto en el que el brazo tiene que hacer menos recorrido para cogerlo.

Una vez reconocida nuestra debilidad el autor trata de ayudarnos a ponerle remedio para utilizar la conveniencia a nuestro favor y ahorrar más:

Como en casi todo lo que tiene que ver con la psicología económica, hacer consciente lo inconsciente, es decir, darnos cuenta de los verdaderos mecanismos que hay detrás de las cosas, es el primer paso para que nos afecten menos.

La clave, por suerte es muy sencilla (en teoría, como todo en la vida):

  • Para todo lo que queramos potenciar, aumentamos su conveniencia. Es decir, lo hacemos más fácil, eliminamos posibles pasos o el rozamiento que hay entre nosotros y lo que deseamos.
  • Para todo lo que queramos desincentivar, lo hacemos más inconveniente. Es decir, aumentamos los pasos para llegar hasta ello o la dificultad de la tarea, aunque sea un poco. Ese poco puede dar lugar a mucho.

 

Por ejemplo, alejar un poco el tarro de los caramelos de la oficina hace que, como en el mando a distancia del que hablaba, se consuma mucho menos. Incluso algo tan aparentemente inocuo como ponerle una sencilla tapa, que solo requería un mínimo paso extra para conseguir los caramelos, también disminuye sensiblemente los dulces que se comen.

Así pues, cuando se trata de ahorro y gasto, eliminamos los pasos en el primero y aumentamos los del segundo.

Por ejemplo, si ponemos cero pasos al ahorro, estableciendo una transferencia automática a nuestra cuenta de ahorro cada principio de mes, ya lo tendremos. Lo mismo podemos hacer con otros hábitos, como dejarnos algo ya preparado por la noche para el trabajo, para no picar en la máquina de vending o, si queremos hábitos más sanos, dejemos cerca la ropa de correr por la mañana y que sea la más cercana a la cama.

Para reducir los gastos, la estrategia es la contraria, ponemos pasos adicionales, como sacar primero el dinero en efectivo para la compra, o tener que esperar 48 horas para esas cosas que no son necesarias. Así haremos más inconveniente el gasto.

Del mismo modo, dejarse la cartera en casa, no dejar guardadas tarjetas de crédito en webs de compras o inventarnos pasos ficticios entre nosotros y lo que no queremos hacer, reducirá las veces que realizamos la acción.

Como casi todos los consejos parece algo sencillo, pero llevarlo a la práctica requiere planificación. Aunque al final no llegue a aplicarse he querido comentar este blog para que reflexionéis sobre el concepto de la conveniencia, a mí por lo menos, me ha resultado muy interesante y espero que a vosotros también.

Blog escrito por: Cira Gelabert